Job Chapter 4 to 6 : Reina-Valera Spanish | SearchSearch | Next Version| Previous Page | Next Page |

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4 Job 4 1Y RESPONDIO Eliphaz el Temanita, y dijo: 2Si probáremos á hablarte, serte ha molesto; Mas ¿quién podrá detener las palabras? 3He aquí, tú enseñabas á muchos, Y las manos flacas corroborabas; 4Al que vacilaba, enderezaban tus palabras, Y esforzabas las rodillas que decaían. 5Mas ahora que el mal sobre ti ha venido, te es duro; Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas. 6¿Es este tu temor, tu confianza, Tu esperanza, y la perfección de tus caminos? 7Recapacita ahora, ¿quién que fuera inocente se perdiera? Y ¿en dónde los rectos fueron cortados? 8Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan. 9Perecen por el aliento de Dios, Y por el espíritu de su furor son consumidos. 10El bramido del león, y la voz del león, Y los dientes de los leoncillos son quebrantados. 11El león viejo perece por falta de presa, Y los hijos del león son esparcidos.

12El negocio también me era á mí oculto; Mas mi oído ha percibido algo de ello. 13En imaginaciones de visiones nocturnas, Cuando el sueño cae sobre los hombres, 14Sobrevínome un espanto y un temblor, Que estremeció todos mis huesos: 15Y un espíritu pasó por delante de mí, Que hizo se erizara el pelo de mi carne. 16Paróse un fantasma delante de mis ojos, Cuyo rostro yo no conocí, Y quedo, oí que decía: 17¿Si será el hombre más justo que Dios? ¿Si será el varón más limpio que el que lo hizo? 18He aquí que en sus siervos no confía, Y notó necedad en sus ángeles 19¡Cuánto más en los que habitan en casas de lodo, Cuyo fundamento está en el polvo, Y que serán quebrantados de la polilla! 20De la mañana á la tarde son quebrantados, Y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere. 21¿Su hermosura, no se pierde con ellos mismos? Mueren, y sin sabiduría.


5 Job 5 1AHORA pues da voces, si habrá quien te responda; ¿Y á cuál de los santos te volverás? 2Es cierto que al necio la ira lo mata, Y al codicioso consume la envidia. 3Yo he visto al necio que echaba raíces, Y en la misma hora maldije su habitación. 4Sus hijos estarán lejos de la salud, Y en la puerta serán quebrantados, Y no habrá quien los libre. 5Su mies comerán los hambrientos, Y sacaránla de entre las espinas, Y los sedientos beberán su hacienda. 6Porque la iniquidad no sale del polvo, Ni la molestia brota de la tierra. 7Empero como las centellas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción. 8Ciertamente yo buscaría á Dios, Y depositaría en él mis negocios: 9El cual hace cosas grandes é inescrutables, Y maravillas que no tienen cuento: 10Que da la lluvia sobre la haz de la tierra, Y envía las aguas por los campos: 11Que pone los humildes en altura, Y los enlutados son levantados á salud: 12Que frustra los pensamientos de los astutos, Para que sus manos no hagan nada: 13Que prende á los sabios en la astucia de ellos, Y el consejo de los perversos es entontecido; 14De día se topan con tinieblas, Y en mitad del día andan á tientas como de noche: 15Y libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, Y de la mano violenta; 16Pues es esperanza al menesteroso, Y la iniquidad cerrará su boca.

17He aquí, bienaventurado es el hombre á quien Dios castiga: Por tanto no menosprecies la corrección del Todopoderoso. 18Porque él es el que hace la llaga, y él la vendará: El hiere, y sus manos curan. 19En seis tribulaciones te librará, Y en la séptima no te tocará el mal. 20En el hambre te redimirá de la muerte, Y en la guerra de las manos de la espada. 21Del azote de la lengua serás encubierto; Ni temerás de la destrucción cuando viniere. 22De la destrucción y del hambre te reirás, Y no temerás de las bestias del campo: 23Pues aun con las piedras del campo tendrás tu concierto, Y las bestias del campo te serán pacíficas. 24Y sabrás que hay paz en tu tienda; Y visitarás tu morada, y no pecarás. 25Asimismo echarás de ver que tu simiente es mucha, Y tu prole como la hierba de la tierra. 26Y vendrás en la vejez á la sepultura, Como el montón de trigo que se coge á su tiempo. 27He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así: Oyelo, y juzga tú para contigo.


6 Job 6 1Y RESPONDIO Job y dijo: 2¡Oh si pesasen al justo mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza! 3Porque pesaría aquél más que la arena del mar: Y por tanto mis palabras son cortadas. 4Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten. 5¿Acaso gime el asno montés junto á la hierba? ¿Muge el buey junto á su pasto? 6¿Comeráse lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo? 7Las cosas que mi alma no quería tocar, Por los dolores son mi comida. 8¡Quién me diera que viniese mi petición, Y que Dios me otorgase lo que espero; 9Y que pluguiera á Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y me deshiciera! 10Y sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo. 11¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida? 12¿Es mi fortaleza la de las piedras? ¿O mi carne, es de acero? 13¿No me ayudo cuanto puedo, Y el poder me falta del todo? 14El atribulado es consolado de su compañero: Mas hase abandonado el temor del Omnipotente. 15Mis hermanos han mentido cual arroyo: Pasáronse como corrientes impetuosas, 16Que están escondidas por la helada, Y encubiertas con nieve; 17Que al tiempo del calor son deshechas, Y en calentándose, desaparecen de su lugar; 18Apártanse de la senda de su rumbo, Van menguando y piérdense. 19Miraron los caminantes de Temán, Los caminantes de Saba esperaron en ellas: 20Mas fueron avergonzados por su esperanza; Porque vinieron hasta ellas, y halláronse confusos. 21Ahora ciertamente como ellas sois vosotros: Que habéis visto el tormento, y teméis. 22¿Os he dicho yo: Traedme, Y pagad por mí de vuestra hacienda; 23Y libradme de la mano del opresor, Y redimidme del poder de los violentos?

24Enseñadme, y yo callaré: Y hacedme entender en qué he errado. 25¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el que reprende de vosotros? 26¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento? 27También os arrojáis sobre el huérfano, Y hacéis hoyo delante de vuestro amigo. 28Ahora pues, si queréis, mirad en mí, Y ved si miento delante de vosotros. 29Tornad ahora, y no haya iniquidad; Volved aún á considerar mi justicia en esto. 30¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas? Other Versions