Proverbs Chapter 5 to 6 : Reina-Valera Spanish | SearchSearch | Next Version| Previous Page | Next Page |

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5 Proverbios 5 1HIJO mío, está atento á mi sabiduría, Y á mi inteligencia inclina tu oído; 2Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia. 3Porque los labios de la extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite; 4Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como cuchillo de dos filos. 5Sus pies descienden á la muerte; Sus pasos sustentan el sepulcro: 6Sus caminos son instables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida.

7Ahora pues, hijos, oidme, Y no os apartéis de las razones de mi boca. 8Aleja de ella tu camino, Y no te acerques á la puerta de su casa; 9Porque no des á los extraños tu honor, Y tus años á cruel; 10Porque no se harten los extraños de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño; 11Y gimas en tus postrimerías, Cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo, 12Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión; 13Y no oí la voz de los que me adoctrinaban, Y á los que me enseñaban no incliné mi oído! 14Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación.

15Bebe el agua de tu cisterna, Y los raudales de tu pozo. 16Derrámense por de fuera tus fuentes, En las plazas los ríos de aguas. 17Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo. 18Sea bendito tu manantial; Y alégrate con la mujer de tu mocedad. 19Como cierva amada y graciosa corza, Sus pechos te satisfagan en todo tiempo; Y en su amor recréate siempre.

20¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, Y abrazarás el seno de la extraña? 21Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas. 22Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y detenido será con las cuerdas de su pecado. 23El morirá por falta de corrección; Y errará por la grandeza de su locura.


6 Proverbios 6 1HIJO mío, si salieres fiador por tu amigo, Si tocaste tu mano por el extraño, 2Enlazado eres con las palabras de tu boca, Y preso con las razones de tu boca. 3Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo: Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo. 4No des sueño á tus ojos, Ni á tus párpados adormecimiento. 5Escápate como el corzo de la mano del cazador, Y como el ave de la mano del parancero.

6Ve á la hormiga, oh perezoso Mira sus caminos, y sé sabio; 7La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, 8Prepara en el verano su comida Y allega en el tiempo de la siega su mantenimiento. 9Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo: 11Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre de escudo.

12El hombre malo, el hombre depravado, Anda en perversidad de boca; 13Guiña de sus ojos, habla con sus pies, Indica con sus dedos; 14Perversidades hay en su corazón, anda pensando mal en todo tiempo; Enciende rencillas. 15Por tanto su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: 17Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, 18El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, 19El testigo falso que habla mentiras, Y el que enciende rencillas entre los hermanos.

20Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre: 21Atalos siempre en tu corazón, Enlázalos á tu cuello. 22Te guiarán cuando anduvieres; cuando durmieres te guardarán; Hablarán contigo cuando despertares.

23Porque el mandamiento es antorcha, y la enseñanza luz; Y camino de vida las reprensiones de la enseñanza: 24Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la extraña. 25No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos:

26Porque á causa de la mujer ramera es reducido el hombre á un bocado de pan; Y la mujer caza la preciosa alma del varón.

27¿Tomará el hombre fuego en su seno, Sin que sus vestidos se quemen? 28¿Andará el hombre sobre las brasas, Sin que sus pies se abrasen? 29Así el que entrare á la mujer de su prójimo; No será sin culpa cualquiera que la tocare.

30No tienen en poco al ladrón, cuando hurtare Para saciar su alma teniendo hambre: 31Empero tomado, paga las setenas, Da toda la sustancia de su casa.

32Mas el que comete adulterio con la mujer, es falto de entendimiento: Corrompe su alma el que tal hace. 33Plaga y vergüenza hallará; Y su afrenta nunca será raída. 34Porque los celos son el furor del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza. 35No tendrá respeto á ninguna redención; Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.

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